Por Osvaldo Cabral
No dejo de sorprenderme por los diferentes hechos delictivos que periódicamente protagonizan nuestros “dirigentes”, con actividades ilegales que de repente acaban por asalto en las primeras páginas de los más importantes diarios de nivel nacional, resuenan en los boletines en las grandes radios de AM y FM y del mismo modo esas imágenes también se reflejan en las placas rojas de la televisión. Pero no se trata de ilícitos cometidos por delincuentes comunes, sino para mal de muchos argentinos se trata de nuestros impresentables representantes, valga la redundancia, protagonistas de una triste película: “La Corrupción”, cuyas zagas se estrenan semana a semana en los mejores cines.
Desayunamos hace pocos días, mientras nos servíamos una porción de langosta y otros frutos de mar, con el escándalo del jefe de gabinete de ministros de la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde, intendente de la conurbana ciudad de Lomas de Zamora; quien copa de champagne en mano y a bordo de un lujoso yate, luciendo un voluminoso abdomen y un short digno de una escena cómica, acompañado por una escultural chica de la noche. Y lo hacía incluso mostrándose en las redes como si él fuese propietario de una multinacional dedicada a la informática o el Ceo de alguna empresa farmacéutica, la que a causa de la pandemia hubiese amasado una fortuna por haber descubierto una formidable vacuna contra el Covid. Pero, las cosas no son así y lejos estamos de tranquilizarnos como ciudadanos, en medio de un país con muchos problemas económicos y sociales ante el evidente abuso de poder de Insaurralde, estando él como uno de los máximos referentes del oficialismo habiendo viajado más de 200 veces al exterior del país. Pero, como si eso fuera poco, además ahora aparecen los escandalosos audios del economista Carlos Melconián, también como parte de otro vergonzoso y aberrante acto, aunque en esta ocasión como miembro y militante de la oposición.
Las elecciones PASO tuvieron un claro ganador, que no es otro más que el libertario Javier Milei, quien desde hace mucho tiempo denuncia los descarriados antecedentes de “la casta” política, al mismo tiempo que las urnas destilaron la contundente derrota de “la montonera” Patricia Bullrich, que si bien le ganó las elecciones internas al marciano de Horacio Rodríguez Larreta, quedó postergada incómodamente a un tercer lugar, por lo que Bullrich como cabeza de Juntos por el Cambio se vio obligada a abrazar al salvavidas de plomo de Melconián, para así por lo menos tener un boceto de alguna especie de plan económico, de modo de poder hablar de algo en su inentendible discurso proselitista. Pero el economista titular de una reconocida Fundación se la está llevando al fondo del mar Mediterráneo, por lo que no veo en el horizonte que los cambiemitas puedan levantar la puntería, pues van de mal en peor.
Ante este escandaloso contexto lo que resulta un tanto curioso, o quizás no tanto, es el innegable silencio mediático, un mutis por el foro que se da en medio del escandaloso tráfico o trata de mujeres, las que a cambio de sexo lograban beneficiarse en lo económico, con un generoso sueldo además de una prometida estabilidad, pero claro está a costa de los bolsillos de los argentinos.
Son los grandes medios de comunicación los que a Bullrich le hacen un blindaje periodístico y de manera contundente, según las convicciones o conveniencias económicas de cada espacio “periodístico”, dejando de lado eso de “la prensa independiente e informativa, de cara a la gente”. Pues casi nada se les ha escuchado decir a muchos de los “grandes periodistas”, incluso en los canales oficialistas. Quizás porque de hacerlo sería el equivalente a echarle nafta al fuego y como producto de ello la gente recordaría automáticamente lo del yate de Insaurralde, dado que lo que necesita el oficialismo es justamente mantener los votos obtenidos y que Bullrich polarice algo de lo logrado por Milei.
Por estas razones los grandes popes de la prensa nacional prefieren perderse de analizar los escandalosos audios de Carlos Melconián, en los que habla mal de sus propios correligionarios macristas de por entonces, y dejan que en todo caso todo se termine difundiendo en las redes sociales, por un lado con los informes del cuestionado periodista Tomás Méndez, por otro lado por parte de los militantes de diferentes espacios políticos y por simples internautas en sus canales de YouTube. Y así todos ellos han logrado compartir masivamente las publicaciones entre la gente común, los votantes, y pusieron al tope de las viralizaciones el pedido de explicaciones a Patricia Bullrich con el hashtag de “#Polvito”, en clara alusión a lo que dejan de lado los grandes medios, los que lastimosamente tratan de hacerle el aguante a “la montonera” en su derrotero, callándose la boca. Porque incluso “el mejor periodista de Argentina” Jorge Lanata y “el petiso orejudo de los noticieros” Luis Majul en sus respectivos programas de radio afirmaron que solo son operetas, y que se trataría de audios logrados gracias a las plataformas de Inteligencia Artificial. Dan pena, ambos.
Son pocos días los que nos separan del domingo 22 de octubre, un glorioso día de elecciones además de ser el cumpleaños del candidato Javier Milei, por lo que debemos mencionar como trabajadores de prensa que más allá de si los audios fueron obtenidos legal o ilegalmente, los hechos en mayor o menor medida ocurrieron. Así que el daño mediático y político ya está hecho, y muy difícilmente “el armenio” que se tiñe el pelo y goza del poliamor pueda levantarse del zanjón en el que se encuentra. Porque no se trata de una grieta la que hace de frontera entre la verdad y la mentira, ya que sin duda alguna a través de los años en nuestra Argentina los ciudadanos pensantes han cavado una zanja en la que a la larga o a la corta caen los que viven de lo ajeno.
Un viejo dicho español reza: “La avaricia rompe el saco”.