“LA FEYARI ES MÍA”, DECÍA CARLOS SAÚL
El ex secretario general del Sindicato de Empleados Municipales de la ciudad de Luján generó un escándalo entre los integrantes de ese gremio, al querer llevarse el auto oficial que figura a su nombre, pero, que había sido comprado con dineros de los afiliados en su momento. Aunque, nunca fue traspasada la titularidad de ese patrimonio. Y, “por lo visto Enrique Maguicha considera que es suyo”, aseguran los enojados afiliados que todavía reclaman explicaciones por un presunto faltante de “siete millones de pesos que nadie sabe en qué se lo gastaron”, aseguran desde ese ámbito.
Según diferentes fuentes, el ex secretario general Enrique Maguicha “se presentó enojado” en el Sindicato de Empleados municipales debido a que: “el auto oficial del gremio está teniendo muchas multas, que le llegan a Maghicha a su casa, y figura él como deudor”, “además que las patentes impagas también le llegan a él. Y por eso quiere que transfieran ese auto”.
En este sentido el actual secretario general, de uno de los gremios que aglutinan a los trabajadores municipales, el cuestionado Gabriel Morales, quien “perdió la personería gremial, e impuso una medida cautelar para que no le intervengan el sindicato, porque está acéfalo” según nuestras fuentes, pretendería “que la transferencia del vehículo quede a nombre de tres afiliados, mientras que Maguicha quiere que esté a nombre del sindicato”. Y, en medio de este tironeo, tuvo que hacerse presente un patrullero de la Comisaría Luján 1ra, con tal de calmar los ánimos, por lo que los uniformados además de verificar que el auto tal como decía Maguicha está a su nombre, tuvieron que atender a los comentarios de los afiliados que desde el gremio exhibían las facturas de compra, ya que ese vehículo “se compró con la plata de los afiliados”, aunque los mismo integrantes de ese ámbito sindical expresaron su descontento con que “Morales usa el auto de manera particular. Se va a Moreno que es donde vive, le hace de remisero a chicas municipales llevándola a sus casas o a hacer mandados, y no sabemos dónde más, así que entre todos tenemos que decidir qué hacer con este auto, que es un quilombo”, expresaron desde la calle Rivadavia.
Este sindicato está en el ojo de la tormenta, ya que tendría una abultada deuda de unos 7 millones de pesos, según trascendió, y “Gabriel Morales todavía no dio explicaciones de por qué firmó un traspaso cuando asumió el poder sin una debida rendición de cuentas”, algo que reclaman los trabajadores que allí están afiliados, en un gremio que facilitaría créditos catalogados como “usurarios”, por medio de una financiera a la que identifican como “AMTO”, y que esta entidad crediticia pertenecería a un pariente de Morales. Pero, este sindicalista no estaría solo en el “negocio”, sino que otros integrantes de este gremio serían parte de la facilitación de préstamos con intereses muy altos, los que en lugar de beneficiar a los trabajadores “los convierten en esclavos”, según refieren.