El ex secretario de economía y ex secretario de salud de la municipalidad de Luján, el contador Ricardo Curone, quiso responder irónicamente a una nota que publicamos la semana pasada, y no hizo más que alentarnos a continuar con nuestra labor periodística netamente de investigación de casos de corrupción política o presuntos casos de corrupción política en la administración de los recursos públicos. Pero, metió la cabeza en el lazo, tal como pensábamos que lo iba a hacer.
Ricardo Curone fue uno de los más estrechos colaboradores del patético intendente municipal de la ciudad de Luján, el abogado cordobés Oscar Ernesto Luciani, y juntos fueron los coautores del penoso capítulo que duró ocho años en la generosa historia de nuestra ciudad, abandonando el poder dejando a la ciudad en el más absoluto quebranto económico.
Tal es así, que Ricardo Curone siendo secretario de salud del distrito, junto con Carlos Gowland por entonces director administrativo del hospital de Nuestra Señora de Luján, eran quienes a la vez hacían de contadores de la Droguería La Trinidad, empresa perteneciente a José María Pighín, quien ante la realización de una cámara oculta en la puerta de su domicilio terminó confesando dicha situación. Así que, según las declaraciones del nervioso Pighín, dado que además de las cuestiones administrativas para con el hospital pedía clemencia para que no se enterara su señora esposa, la catequista del barrio, acerca de la triangulación de elementos de limpieza para el Consejo Escolar de Luján de donde José María, conocido como “El Gaucho”, que siendo el tesorero había beneficiado a una voluptuosa señorita para prestar esos servicios en las escuelas del partido.
Pighín, muy nervioso y sorprendido en la puerta de su casa ante nuestras preguntas, no solo confesó la irregular relación comercial con Curone y Gowland, sino además su estrecha relación con la blonda señorita a la que le proveía de diferentes elementos, que ella a su vez luego le facturaba, según sus propias declaraciones. Así que de esa manera funcionaba nuestra ciudad por aquellos tiempos aciagos en que en restaurantes y otros espacios de relax de la zona de Pilar se discutían las cuestiones de la cosa pública de nuestro querido Luján.
“El Gaucho”, o en todo caso “El Bofe”, (tal lo apodaba la bella proveedora de elementos de limpieza para el Consejo Escolar, también afecta a participar en comparsas de carnaval con diminutos atuendos), había convocado a Curone y a Gowland para administrar la Droguería La Trinidad, lo que periodísticamente nos pareció una irregularidad, y así lo comprobamos, Pighín lo confesó ante nuestras cámaras. Y luego metido en una camioneta utilitaria habiendo convocado a un amigo suyo, para rogar por que no se difundiera más los videos de la cámara oculta, golpeaba y lloraba sobre el volante del vehículo, diciendo que eso lo arruinaría económica y matrimonialmente. Y fue por ello que ante el escándalo generado en nuestra ciudad a la empresa proveedora de medicamentos le cambiaron la denominación. Pero, al parecer pudo continuar con su vida marital, dado que se habría arrepentido de todo mal, como buen “chupacirios”, tal lo definieron en el ámbito eclesiástico.
Y resulta que ahora ante una nota en la que detallamos cómo son las luchas por la conducción de la Unión Cívica Radical en nuestra ciudad, Curone reaccionó haciendo un patético comentario, más vinculado con la ridiculez que con la ironía, diciendo en las redes sociales: “No suelo reírme de lo que publican……. pero en este caso lo merece…. JAJAJAJA…….. Que Relato te mandase……!!!. y vos lo crees? o también te pagaron para publicarlo”.
Ante estas palabras de Ricardo Curone, no tenemos más que hacer un ejercicio de memoria periodística, y recordarle cómo fueron las cosas. Por lo que si así lo desea podemos continuar charlando sobre el asunto en los tribunales. Ya que su “cliente y amigo” Pighín seguramente se va a poner muy contento con este asunto, de que en caso de que continuemos con estas chicanas políticas como trabajadores de prensa hagamos convocar por parte de la justicia a su señora esposa, Angélica Kranevitter, para que dé detalles sobre el asunto de cómo funcionaba la droguería de la que es parte, al menos familiarmente y a través de quienes ahora serían los titulares, sus hijos, empresa a la que le eran facturados elementos que se le proveía al Consejo Escolar de la ciudad de Luján mientras su esposo era Tesorero, facturas que se realizarían por medio de la chica rumbera (la rubia de las comparsas del litoral), según las declaraciones del propio “Gaucho”, afecto a ir a comer y otras actividades a la zona de la Panamericana en Pilar, según nuestras fuentes, para acordar estos asuntos.
MI RESPUESTA FUE EN LAS REDES FUE: Señor Ricardo Curone, puede seguir riéndose, no es más que lo que ha hecho con los vecinos de nuestra ciudad cuando ejerció como funcionario municipal, tanto en el área de economía como en su cargo de secretario de salud, así que continúa con su misma línea de pensamiento.
Este es el link hacia el video de referencia, en el que José María Pighín, su “amigo”, su “cliente”, dice que usted era el contador de su empresa. Lo mío es hacer periodismo de investigación, y si le produce gracia lamento que no entienda la gravedad de lo denunciado públicamente en nuestro medio de comunicación. Por lo que en caso de sentirse ofendido, puede hasta denunciarnos, y en tal caso deberemos aportar ante el reclamo judicial más material que obra en nuestro poder, con relación a su paso por la gestión municipal, cuestiones narradas incluso por el propio Pighín ante nuestras cámaras, donde detalla situaciones que a usted lo involucran. Incluso cuestiones que le sorprenderían escuchar el mismísimo Pighín.
Repito, si quiere reír está en todo su derecho, soy periodista, y no recuerdo que usted me haya enviado carta documento, ni me haya pedido un derecho a réplica, en el que podamos realizar preguntas y repreguntas sobre su historial como funcionario público.
Quedo a Vuestra disposición, Osvaldo Cabral, periodista, +5492323578548, Whatsapp.
