El doctor Carlo Mosca, director general del servicio de Urgencias del Hospital Montichiari (Lombardía, Italia), está siendo investigado desde hace dos meses por matar a pacientes con coronavirus para “liberar camas”. Y es que la Fiscalía italiana sostiene que el médico de 47 años suministró “fármacos letales” con efecto bloqueador neuromuscular a personas que ingresaron en su centro hospitalario infectados con el coronavirus Sars CoV-2.
La noticia, que se conoció hace algunos meses, volvió en estas horas a tomar actualidad judicial. Los hechos ocurrieron supuestamente, según la Fiscalía de Italia, durante la primera ola de la pandemia.
Concretamente, en el mes de marzo de 2020. En aquel momento, los centros hospitalarios de ese país, en particular los del norte, colapsaron por la pandemia. Fue cuando el doctor Mosca, al parecer, inició su proceso de asesinar pacientes para “liberar camas”.
Por el momento, entre las posibles víctimas mortales del médico se encuentran un hombre de 61 años llamado Natale Bassi y otro de 80 años llamado Angelo Paletti. Los dos asesinados vivían en el municipio de Brescia. Pese a todo, la lista puede ser mucho más amplia, ya que las autoridades italianas están investigando otras “tres muertas anormales”.
El médico quedó suspendido en su cargo y fue detenido bajo arresto domiciliario en su vivienda de Mantua. Por el momento, Mosca niega absolutamente todos los cargos.
Los hechos ocurrieron en marzo de 2020, en pleno pico de la pandemia y un momento en el que los hospitales italianos estaban, literalmente, desbordados.Tras el fallecimiento de algunos pacientes en la sala de emergencias de ese hospital, la policía comenzó a investigar la posibilidad de que la muerte de algunos de ellos hubiese sido provocada por prácticas médicas realizadas “de forma consciente” por un médico.
El análisis de la historia clínica de numerosos pacientes reveló que en algunos casos se había producido un “repentino, y no fácilmente explicable agravamiento” de las condiciones de salud, reportó en su momento el sitio Brescia Today.
Los análisis forenses revelaron que dentro de los tejidos y órganos de uno de los muertos había presencia de un fármaco anestésico y de un relajante muscular comúnmente utilizado en la intubación y sedación del paciente que, si se emplea fuera de procedimientos y dosis específicas, puede determinar su muerte. El médico no incluyó su administración en la historia clínica por lo que también se le imputa “falsificación en un documento público”.
La Justicia de Italia, además, sostiene que el doctor Mosca no sólo pretendía “liberar camas” matando pacientes. También, esgrimen, lo hacía para liberar “recursos humanos, físicos y emocionales, de los médicos, enfermeros y operadores de sala de los servicios de urgencias”.Pese a todo, el médico detenido negó todas las acusaciones emitidas por las jueza Angela Corvi y asegura que son “alegatos infundados”.
Además, puntualizó que no suministro ningún “fármaco letal” a ningún paciente. Una versión que contrasta con unos WhatsApps intervenidos a una enfermera de Urgencias del Hospital Montichiari con otra persona. “No voy a matar a pacientes sólo porque él quiera liberar algunas camas”, decía la sanitaria en el mensaje, según revelan varios medios italianos.
La jueza Corvi, además, ratifica que cuando se conocieron los resultados de las autopsias de los dos pacientes ya confirmados, el médico “se acercó a los miembros del personal para acordar una versión conveniente de la historia, incluso instándolos a declarar en falsedad”.
Vacunas VIP en ItaliaUnos 2,3 millones de italianos recibieron por lo menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus saltándose el turno correspondiente y sin respetar el orden establecido por el Gobierno, indicó el diario La Repubblica, citando un informe del comisario extraordinario para la emergencia Covid.”Un número que da miedo. Más de 2.300.000 italianos recibieron por lo menos una dosis de la vacuna”, saltando la cola, comunicó el rotativo.
Según precisó, la situación es particularmente grave en las regiones de Sicilia, Calabria, Apulia, Campania y Toscana, donde hasta el 30% del total de las inyecciones fue suministrado a personas que no tenían derecho a recibirlas.Las autoridades locales lo hacen, “ampliando de manera desmesurada el número de los operadores sanitarios y no sanitarios que deberían estar en la primera línea en los hospitales y dando prioridad a los empleados de los así llamados servicios esenciales”.
En esta última categoría “se inscribe quien quiera, desde los jueces y abogados hasta los sacerdotes de Taranto, incluidos los jóvenes seminaristas”, destacó La Repubblica.