Tras 7 meses de cuarentena, con cientos de comercios cerrados en diferentes rubros, con actividades que aún no han podido “normalizar” la atención a sus clientes, los empresarios y comerciantes de Luján que están económicamente quebrados se preguntan ¿cómo puede ser que organicen un festival de rock con participación de “miles de personas que pueden descontrolarse”, de cara a los problemas que existirían tras contagios de Coronavirus que podrían darse.
¿O acaso todos los que compren entradas por Internet, y vengan desde distintas ciudades tienen hisopados negativos? ¿Qué garantía se tiene de que no haya una profusa diseminación del Coronavirus en nuestra ciudad? ¿En todo caso, los “empresarios” tienen previsto colaborar con el sostenimiento de las camas de terapia intensiva o con el hospital local, ante un potencial contagio de Covid 19? ¿Qué responsabilidad tienen los organizadores, y cómo hicieron para conseguir permisos?
Y de estar todo como correspondería, en el marco de un supuesto protocolo de salud, ¿es momento de realizar en Luján este tipo de encuentros con recitales de rock? ¿Se van a expender bebidas alcohólicas u otras sustancias energizantes? ¿Quién es el responsable de controlar que las cosas se cumplan tal como se detalla en los folletos promocionales que se publican en las redes?
Pues, desde la oposición, tanto local, provincial como así también a nivel nacional, están poniendo el ojo sobre Luján, porque incluso se preparan para el registro en video de todo lo que ocurra, para mostrar a nivel nacional todo lo que suceda en el predio de Rodizio Campo, lugar donde se realizaría esta actividad social, ya que lo consideran un escándalo. Además de una exposición innecesaria, en medio de una pandemia, cuando a nivel mundial son muchos los países y las ciudades que han retrocedido a las aperturas que habían tenido. Y todo a causa de las muertes que se han provocado por la relajación de las medidas sanitarias.
Quizás esto sí sea el inicio de una recuperación de las actividades en Luján, visto desde algún punto de vista. Aunque, para los comerciantes y los vecinos de Luján que llevan siete meses de inactividad normal, según explican, sería de más agrado que hubiera decisiones integrales y que aglutinen a todos o al menos a la gran mayoría de los vecinos, y no únicamente determinada empresa u organizadores que son los que van a recaudar sendos recursos económicos, mientras arriesgan a todo el resto al punto de poner en juego sus vidas. Porque, a partir de la realización de la primera noche de rock, no serán pocos los que atribuirán los contagios a esa actividad, y quizás equivocadamente, pero, la opinión pública en la agenda política sabemos que pesa, y mucho. Sobre todo en estos tiempos de pandemia.
¿Luján es una ciudad del primer mundo? Pues, no. Entonces el riesgo sanitario es aún mayor, en medio de una enfermedad que no da tregua.