Una mujer que “era atendida por Ximena Montes la odontóloga trucha”, denunciada por el Colegio de Odontólogos Distrito V, por presunto ejercicio ilegal de la medicina, falleció y en su momento esta mujer nos relató durante una entrevista realizada en su domicilio, la manera en que padeció la intervención de la “técnica ortodoncista” (otra manera de identificar a esta mecánica dental) penalmente denunciada, la que metió manos en su boca sin contar con un consultorio habilitado, ni instrumentos debidamente esterilizados, ni tampoco conocimientos profesionales, según nuestras fuentes, la que habría atendido desde hace por lo menos 20 años a cientos de personas, quienes la conocían como “la dentista del barrio”.
La “paciente M” padeció la irregular intervención en su boca por parte de “Ximena Montes”, quien “se hacía pasar por odontóloga, y tenía muchos diplomas colgados en la pared”, mudándose frecuentemente de sus domicilios esta “dentista trucha”, presumiblemente “a medida que los pacientes la descubrían en sus mentiras”. Dado que iban nuevamente a golpear a su puerta, en reclamo por los desastres evidenciados en sus dentaduras.
Con su modo de expresarse en su vocabulario cuasi profesional, y de mostrarse ante sus víctimas y amigos, “Montes” presumía de sus supuestas habilidades, comentando mientras atendía a todo el mundo que ella atendía en consultorios no solo en el partido de Luján sino además en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, siendo promocionada incluso por su mediático esposo Gustavo Miano, quien mates de por medio se ocupada de deslizar comentarios a troche y moche, sobre su flamante relación: “Estoy saliendo con una joven profesional de 40 años”, como así también dejaba entrever que esta mujer tendría un buen pasar económico, al mencionar “es una mina con billetera gorda” o “anda en auto y tiene llena la cueruda” (sinónimo lunfardo de billetera). Algo que le entusiasmaba a Miano, dadas sus presumibles intenciones de vivir mejor, gracias al “trabajo” de su pareja. Y, de hecho, era él quien viajaba a la capital a comprar elementos de ortodoncia a diferentes proveedores, al menos eso comentaba entre sus íntimos, para que la “odontóloga” denunciada no perdiera tiempo en viajes, “porque así atiende a más gente en casa”.
Es que el consultorio trucho lo armaron en diferentes domicilios, los que “Ximena Montes” alquilaba también como vivienda, con un viejo sillón de odontología instalado, ya sea en una habitación del domicilio alquilado en la calle Mariano Moreno, también en el living de una casa alquilada en la calle Saavedra, además en otra habitación de un pequeño departamento al que se accedía por el garaje en la calle Carmen Gutiérrez y Vélez Sardfield; y hasta dentro de un lavadero de la calle Hipólito Irigoyen, su actual domicilio, también alquilado. Donde no pocos de sus pacientes le fueron a golpear la puerta ante los desastres que comenzaron a padecer, quedando expuestos a contagios de cualquier tipo de enfermedad, dado que más allá de cualquier afección habitual en este tipo de intervenciones se sumó el potencial contagio de Coronavuris, ya que mientras los odontólogos profesionales y matriculados NO pudieron atender a nadie por meses, “Ximena Montes en su casa recibía a todo el mundo”, es decir que los odontólgos estaban quebrados económicamente, muchos tuvieron de cerrar sus consultorios alquilados y ponerse a trabajar de empleados de clínicas, mientras “Montes ganaba guita a morir” (sic), porque no tenía controles de ningún tipo, porque no está inscripta en ningún circuito.
Pero, en este marco de irregularidades, si la persona a atender ya tenía conocimiento sobre que “Ximena Montes no era una dentista habilitada”, ella directamente los hacía sentar en una banqueta en la cocina de su casa, les trataba las piezas dentales y los “hacía escupir saliva y sangre ahí nomás en la pileta”, tal lo narran diferentes fuentes consultadas sobre este asunto, actividades denunciadas penalmente por el Colegio de Odontólogos. En una causa que la Fiscalía de Luján trata de resumir en una investigación propia, tomando testimonios a personas involucradas como “pacientes”, de las que hicimos mención en diferentes artículos periodísticos, los que ya hemos difundido y estalló esta escandalosa noticia en Luján.
Pero, volviendo a la mujer fallecida, la que fue identificada como “M” (tal lo refirió esta joven mujer con seis hijos cuando la entrevistamos), nos comentó acerca de todos los problemas que tuvo luego al ser atendida por la “dentista trucha”, habiendo sido engañada la “paciente M” según sus declaraciones, dado que “estaba convencida que Ximena Montes era odontóloga”.
La “paciente M” incluso volvió en varias oportunidades a la coqueta casa que “Ximena Montes la Rímolo de los dentistas” tiene alquilada en la calle Hipólito Irigoyen, frente a la escuela de Comercio para reclamarle por las molestias y los dolores que le ocasionaba la dentadura que le había colocado, debiendo tomar “medicamentos para aflojar el dolor mientras que tenía cáncer” dicen en su círculo familiar, lo que la llevó incluso a tener que partirse una muela ella misma, con tal que la dentadura le calzara mejor en su boca y deje de molestarle, porque no podía comer ni dormir.
Comentó la “paciente M”, durante las charlas que mantuvimos en la investigación que ya hemos publicado el año pasado: “Fui a la casa de Ximena muchas veces, para que me solucione esto. Tocaba timbre y yo sentía que había gente adentro de la casa, pero nadie salía. Y si estaba el auto, está Ximena. No me quería recibir”.
Fueron muchas las entrevistas que realizamos a “pacientes” de la “dentista trucha”, y con algunos en varias oportunidades volvimos a hablar, dado que siempre nos avisaron cuando se enteraban de otros casos de la misma índole, de personas que “eran estafadas por Ximena y su marido”, según expresaron. Dado que Gustavo Miano era una pieza más, dentro de todo el rompecabezas que armaron para atender a más cantidad de pacientes, mintiéndoles a sus propios amigos, para hacer pasar a “Ximena Montes” como “la mejor profesional que hay en Luján. Es mucho mejor que Adriana Rodríguez Oviedo y que Marcelo Musso, por lejos” (Los mencionados son dos reconocidos dentistas de Luján), rebuznaba el feliz esposo al sentirse parte de un próspero negocio montado en paralelo al Colegio y al Círculo de Odontólogos de Luján, las dos entidades que regulan la actividad, pero si bien cada tanto detectaban el domicilio de “Ximena Montes”, cuando iban esta “dentista trucha” se hacía pasar por una especie de asistente, aunque estaba en el momento de las inspecciones vestida con un ambo de odontólogo, tal como fue encontrada por una ex presidenta del Colegio de Odontólogos en una visita sorpresiva, situación que fue denunciada por la entidad. Pero “Montes” se fugaba a un nuevo domicilio y le perdían nuevamente las pisadas, hasta que como periodistas investigamos el asunto y dimos con su paradero.
Entre los “pacientes” de la “odontóloga trucha” se encuentran incluso candidatos a intendente por el peronismo en la ciudad de Luján, como así también muchos militantes de diferentes extracciones políticas, los que eran llevados allí como parte de una especie de campaña proselitista realizada en barrios y localidades, e inclusive menores de edad eran llevados “para taparles las caries con una pastita blanca”.
Entre los beneficios que ofrecía esta “dentista trucha”, que pretendió ser consejera escolar en algún momento, y hasta concejal o intendenta de la Capital de la Fe, se presentaba en sociedades de fomento o ofrecía sus servicios de odontología para jóvenes y ancianos, con la idea de instalar una especie de consultorio barrial para que todos puedan sonreír mejor, supuestamente. E incluso su sistema de trabajo era una especie de venta de Tupperware o de ollas Essen, dado que según nuestras fuentes ofrecía descuentos o atenciones gratuitas a quien le llevara a más clientes, de hecho hablamos con una mujer que tiene una casa de venta de alimentos para mascotas en la calle Rivadavia al 1700 que la recomendó abiertamente como que “es la dentista del barrio”, y en medio de nuestras investigaciones incluso la llamó por teléfono, reservándonos un turno. Literalmente era un boca a boca, el negocio de esta “dentista trucha”.
Entre los atendidos detectamos y quienes incluso tuvieron cáncer en la boca, como el caso de un nene que a los cuatro años padeció de esa cruel enfermedad, al que “Montes” supuestamente le hacía una limpieza bucal, cuya madre también era atendida por la denunciada, estando convencida esta mujer de la supuesta calidad profesional de su vecina, dado que incluso la recomendó a sus amigas (el sistema de negocio boca a boca, como mencionamos). Es que esta mujer, a la que entrevistamos en la puerta de su domicilio, vive en un departamento que queda ubicado justo frente a la casa que alquilaba Ximena Montes en la calle Saavedra, en la que tenía el sillón de odontólogo instalado en el medio del living.
Casi en la totalidad de los casos que detectamos como “pacientes de Ximena Montes”, estas personas tenían que tomar grandes cantidades de medicamentos, para contrarrestar las infecciones que se provocaban por la generación de infecciones, porque esta “dentista trucha” con el torno remataba a los dientes cariados o partidos hasta el nivel de las encías, a partir de allí sacaba los moldes con alginatos, luego construía las dentaduras y las colocaba, una condición que está prohibida por Ley para los mecánicos dentales, porque “ellos no pueden tocar a los pacientes, porque en todo caso son auxiliares de los dentistas”, tal como lo expresaron desde el Colegio de Odontólogos de la ciudad de Luján, que son quienes avanzaron con estas denuncias en contra del presunto ejercicio ilegal de la medicina en este Distrito V en la provincia de Buenos Aires.
Por ello, para sentar una jurisprudencia de peso, la Fiscalía descentralizada de Luján, dependiente del departamento Judicial de Mercedes, cargo de la Fiscal Laura Cordiviola, tiene una importante labor por concluir. Porque “es algo común que los mecánicos dentales se pongan a atender gente a escondidas, en casas particulares, dentro de garajes o en locales comerciales en galerías disimuladamente. Cosa que la Ley prohíbe, porque se atenta contra la vida de las personas.
Es que ahora está la pandemia del Coronavirus, pero hay decenas de enfermedades transmisibles a partir de instrumental sin esterilizar”, y de hecho en nuestra investigación nos encontramos con pacientes de “Ximena Montes” que padecen entre otras enfermedades transmisibles, la de inmunodeficiencia adquirida, conocida como Sida. Y sea cual sea la enfermedad de fondo, por las denuncias realizadas “Montes no está capacitada ni habilitada como odontóloga”, dicen desde el Colegio de Odontólogos.
Incluso, en nuestras recorridas por barrios y localidades, haciendo un escaneo de la gran cantidad de personas atendidas por unos veinte años por parte de esta “dentista trucha”, en diferentes familias nos encontramos con la novedad de que alguien había muerto, y tenían problemas con sus dentaduras, personas que tomaban medicamentos al igual que la “paciente M”, que falleció padeciendo cáncer de estómago, tal lo relatado por sus familiares, los que se sumarían en las denuncias penales del Colegio de Odontólogos para que se determine cómo ocurrieron las cosas. Ya que los médicos consultados a tales efectos explicaron que: “Hay que ver qué fue lo que hizo que a esa mujer se le origine un cáncer en el estómago.
Pero, más allá de todo, cualquier medicamento para bajar infecciones en la boca que tenga que agregar a cualquier tratamiento oncológico, no es bueno. Y, normalmente las enfermedades oncológicas se inician y se manifiestan de diferentes maneras. Hay que ver cada caso, y son los familiares los que pueden aportar esos datos para que la justicia investigue. Además si vos como periodista tenés los testimonios grabados de las personas atendidas, es una parte fundamental para que se sepa en cada caso qué pasó…”.
La “paciente M” falleció de cáncer en el estómago, y como ella hay muchos que están pasando por lo mismo, de tener que ingerir grandes cantidades de medicamentos para aplacar molestias, dolores e infecciones, lo que los afecta emocional, personal y laboralmente. Dado que en muchas oportunidades tuvieron que faltar a sus trabajos, más allá que obviamente esos gastos en las farmacias salen de sus bolsillos, para poder bajar las infecciones producidas a partir de raíces de piezas dentales que nunca fueron extraídas, siendo que “por acumulación de bacterias se generan las infecciones, gusto y olor a podrido en la boca de cualquiera”.